Todos hieren, todos hacen daño y para mi no eres el primero, ni serás el último.
No me mires así, es cómico, pareciera que fui yo quién rompió las reglas...
Y en parte es cierto que te amé, demasiado, más de lo que cualquiera en este tonto mundo pueda soportar.
Así que vuela, alma de mi vida, que me sentaré a esperar al próximo, al que venga a sanarme el corazón, para rompérmelo otra vez...
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